¡Nosotros hacemos el trabajo sucio!

 

 

El demonio de Le Lutte 

 

Era una noche como todas entre sombras y el ruido de las bestial del bosque, entré  al cuarto de mi victima entre lágrimas y cansancio, en su cuna, lo senté y calmé su llanto, creyendo haber encontrado al fin un cuerpo capaz de sostener mi presencia, pero al igual que los anteriores fallé, el cuerpo perecía lentamente mientras lo tomaba y se apagaba durante la convergencia, pero esa noche era diferente fuera del cuerpo del moribundo infante una luz resplandecía, como si el sol mismo visitara la habitación sentí mi fin llegar más esa aprendí que el fin solo es el inicio de lo nuevo. Los aldeanos se dirigieron a casa del gran Af, el hombre conocido por sus proezas, por su poder y en los tiempos en los que se suscita la historia que narro era conocido como el viejo loco ya que su cordura lo había abandonado al igual que su esposa y su hijo.

 

  • ¡Qué haremos nuestros hijos mueren dormidos y nuestro líder no está cuerdo, todo está de cabeza nunca nada nos había amenazado de esta forma! 

 

  • ¡Que mi locura no sea el justificativo para ser presas del miedo, cuéntenme que sucede y me hare cargo, como siempre lo he hecho!  

 

Soy Ahron hijo de Sahaquiel, escuchen y escuchen bien todos los presentes necesitamos un guía que pueda hacer frente a esta situación no un loco que nos hable desde la miseria de lo que un día fue. 

 

  • El tono de voz de Af cambio, se volvió sombrío y grave. ¡que mejor que un demonio para acabar con otro, ¿no lo creen así?, (sonrió) para que lo pregunto si no lo creyeran no hubieran venido a mí! ¡Tú, Ahron hijo de Sahaquiel ven frente a mí, acepto que este cuerpo está enfermo, acepto no ser ni la sombra de lo que fui, pero un pastor que no mantiene su establo limpio no merece ser llamado pastor, así que tomare tu palabra, y también tu cuerpo, si sobrevives serás digno de volver ha alzarme la voz y si no haces ¡pues!, serás un ejemplo para los demás.

 

  • Una sombra rodeo el cuerpo de Ahron, su voz se silenció, sus hombros se engrosaron sus brazos estriaron la piel por la fuerza que contenían, ante la vista de los presentes la sombra se desvaneció mientras los ojos de Ahron se abrían mostrando en ellos una cuenca oscura, intimidante, ¡entonces!, se arrodillo, como un guerrero sirviente ante el viejo sentado.

 

¡Tú me llamaste, Afaél! 

 

  • Te he encontrado un rival digno, viejo amigo

 

  • ¿Desde cuándo somos amigos, Afaél? 

 

  • Desde que aprendí, que aquel que esté frente a mi y no me vea como un igual no merecía la gracia de mi presencia. 

 

  • ¡Cuando tu ego se volvió de tamaño de tus alas, Afaél! 

 

  • ¡Cuando fui desterrado por un hermano, traicionado por un amor, abandonado por aquellos que amé, rechazado por aquellos que protejo, cuestionado por aquellos a los que guío! 

 

  • ¡Estoy hablando con Afaél, el Dios de los Elohim? 

 

  • ¡Duerman!, (mencionó el anciano y todos los presentes cayeron sin poder oponerse a excepción del hincado Ahron), Te atreves a faltarme al respeto.

 

  • ¡Solo es una pregunta!, no conocía a Afaél el hombre, no conocía al Afaél que muestra apegos, que expresa miedos, que se escucha como un simple mortal.  

 

 

  • (sonrió con sarcasmo) ¡Dudas de mí! (se puso de pie) levántate Amaél, te demostrare que nada ha cambiado

 

  • (al intentar levantarse una fuerza empujaba su cuerpo contra el suelo, hasta que el cuerpo ocupado de Ahron no pudo más) ¡basta, suéltame!, ¿¡que es esta sensación!? 

 

  • (Af, se paro a lado del cuerpo, lo miro hacia abajo con desprecio) ¡Lo que sientes se llama dolor, viene de la mano de la impotencia, te he llamado no porque no pueda encargarme del problema que aqueja a mi pueblo, sino porque no quiero hacerlo, ahora puedes levantarte y salir de mi presencia! (tomo asiento nuevamente) 

 

  • Cual cachorro regañado el ahora Amaél se desvaneció entre la noche que los rodeaba 

 

  • la siguiente noche la luna acompañaba la tétrica escena, como ninguna otra noche, los niños de cuna lloraban al sentir que un alma seria condenada al dormir, pero un niño en particular no solo lloraba, su llanto producía nostalgia, dolor, este niño había sido escogido por Amaél para cumplir el propósito de su misión y la marca que el soldado había colocado sobre él era como néctar llamando a las abejas a servirse un festín. Al caer la media noche la trampa funciono, cual ladrón que irrumpe por la noche entre las sombras el demonio conocido como Amón uno de los hijos primeros de Luzbel tomo al niño en la cuna por el cuello y succionaba su alma mientras Amaél escondido entre la tiniebla de la habitación ahora fría por la muerte del pequeño esperaba paciente, se revelo entonces su presencia, cual depredador engullo de un bocado la presencia del demonio, el cuerpo de Ahron huésped de Amaél se mantenía petrificado al lado de la cuna mientras dentro de él una masa oscura y una llena de luz empezaron una discusión.

 

  • Fui invocado por un Dios para consumirte, eso me causo curiosidad, por eso decidí hablar contigo antes de destruirte, no conozco mucho de este mundo, pero de algo estoy seguro si un demonio puede romper la calma de un Dios debe ser alguien importante o al menos alguien diferente a los demás, ahora te escucho y espero que tu respuesta valga la pena.

 

  • Soy un hombre demonio hijo de Luzbel y Lilith, a diferencia de los demonios que conoces yo nací de vientre maldito en la tierra, adelante anula mi existencia, no te servirá de nada solo renaceré ya que a diferencia tu raza en mi existe un alma y eso me vuelve eterno.

 

  • ¡Entonces está decidido! 

 

  • ¿A qué te refieres?

 

  • ¡es simple fui invocado para detenerte y es lo que hare!, seré llamado Amael-Amón el ángel hibrido con alma humana, tu ahora existirás en mí y yo seré tus ojos y aprenderé de tus sentidos, ahora silénciate nuestra batalla a terminado.

 

 

 

 

Historia: Geovanie Jaramillo 

Ilustración: Juan Galarza