- Como un rayo golpeó la tierra, al abrir sus ojos vio sus manos, sus pies, estaba atrapado en el cuerpo de un puberto, en un bosque que asustado envío sus almas a reconocerlo.
- ¿Quién eres? (murmuraban a su alrededor las voces mientras el Ángel aún no se integraba por completo a su nueva forma física; siendo su olfato superior a sus otros sentidos respiró profundo mientras se sentaba en la gruesa raíz que un antiguo árbol le proporcionaba, posó su mano agradeciendo en el reposadero y escuchó desde el alma del gran árbol):
- ¡Te observan e intentan hablarte, tú presencia los asustó!
- ¿Qué eres?
- ¡Soy bosque!, ¿Y tú, pequeño demonio, ¿quién eres?
- ¡Soy Afaél, y no soy un demonio!
- El poder que emana de ti dice lo contrario, pero quien soy yo para juzgar, nos hemos visto invadidos por seres oscuros junto a lo que parece ser un perro muy grande que pelea con ellos, ¡casi siempre pierde!
- ¡Cerberos! (pensó el ángel en voz alta)
- (Como si fuera una invocación, la bestia se apareció entre las sombras en su espalda, lo olfateó, gruñó y lo engulló como si fuera un bocado; de pronto, el tiempo se detuvo, cuatro pilares de luz encerraron a la bestia limitando su movilidad, mientras el gran perro observaba emerger de la luz más imponente que jamás había visto las manos de un alado dirigiéndose directo a sus fauces abriendo su hocico, extrayendo al niño que yacía acostado sobre su lengua sin hacer movimiento alguno, lo acento en la tierra frente a él, el muchacho movió su cabeza aturdido).
- ¡Miguel!, ¡a qué debo el honor!
- (La voz que se escuchaba desde el pilar, cristalizaba todo a su alrededor como si el tiempo mismo se rompiera). Tendré que atarte a él, el cuerpo que se te ha sido otorgado aun es muy joven para contenerte por completo, te ha confundido con un animal infernal no lo culpo, después de todo, ¡eres medio bestia!, así no te volverá a ver como enemigo y podrás invocarlo en caso de necesitar algo de ayuda.
- (tomó la mano derecha del niño mientras esté cerraba sus ojos e inclinaba su cabeza riendo, una pulsera digna de los dioses apareció sobre su extremidad, de ella una cadena de fuego blanco se hizo visible rodeando el cuello del perro infernal, cuando la cadena terminó de rodearlo los pilares y Miguel se desvanecieron).
- (El niño acercó su mano lentamente a la bestia sintiendo tras él una forma que sigilosa se escondía) te daré un nombre así será más fácil hablarte, poso su frente en el mentón del gran can, Hashim ese será tú nombre en mi presencia (lo toco con su mano y se desvaneció)
- (Hashim apenas se había ido, Afaél dio un paso hacia atrás poso sus manos tras su cabeza, miro al cielo, respiro profundo y preguntó): ¿Quién eres pequeña bestia?
- ¡Como me has visto, si estoy a tu espalda?
- Los ojos son una necesidad material que no se aplica a mi forma
- ¿Qué haces en mis dominios?
- ¡Vaya!, no me había enterado de que los dominios de la tierra tenían un rey infernal a cargo.
- Tras nuestro descenso los más fuertes escapamos de la influencia del Capataz, nuestra presencia domina estos espacios lejanos a los hombres.
- Te haré esta pregunta: ¿si los hombres atravesaran tus dominios, que pasaría?
- Si tú tuvieras un espacio al que llamas tuyo y alguien lo perturbara, acaso no desprenderías su piel de sus huesos y luego expondrías su piel desnuda en lo alto para que nadie más se atreva a hacerlo, te conozco padre de todo, te ves pequeño, pero puedo verte allí, ¡minúsculo maldito!
- (Una sombra gigante se extendió a lo largo y ancho del bosque desde la espalda del niño, mientras este escuchaba en silencio al ser que intentaba intimidarlo)
- ¡A callar! (grito una voz sobre el bosque)
- (De las sombras el ser del que por su tamaño solo se podía observar un rostro formado por niebla y hojas levantó su mano a gran velocidad dirigiéndola al cuerpo del niño con la intención de aplastarlo)
- (Cuando lo alcanzó, éste estiro su dedo tocando la forma sombría de la mano que intentaba asesinarlo, desde el sentir de su dedo en la niebla atacante el gruñir de un rayo recorrió la forma entera del ente a través del bosque el cuerpo del demonio fue electrificado, todo el ser amenazante se volvió escarcha que se suspendió en el aire y se evaporo) ¡puf! (susurró Afaél, el gran perro reapareció, se acercó, inclino su cabeza en forma de agradecimiento y se nuevamente desvaneció)
- Una pequeña hada se sentó en el hombro del niño, acariciando su mejilla) ¡gracias, Milluck era de verdad molesto
- ¿Quién es Milluck?
- ¡El demonio torturador que acabas de derrotar, que descortés eres!, ¿en serio lo eliminaste y ni siquiera le preguntaste su nombre? (voló frente a él) ¡por favor sígueme!, me agradas, si me agradas a mí, ¡de seguro mi creadora va a amarte!
Historia: Geovanie Jaramillo
Ilustración: Juan Galarza